Olvídate de habilitar y tocar fondo. Un adicto no usa drogas porque las habilita, y no hay fondo excepto la muerte. Si amas a tu adicto, no es necesariamente una mala idea practicar alguna reducción de daños al permitirles un lugar donde quedarse y, en general, tratarlos como a un miembro de la familia que lo necesite.
Nunca tendrás éxito convenciendo a un adicto de que tiene un problema, pero puedes mostrarles amor y alentarlos a enfrentarlo por sí mismos. Nadie tiene éxito en su primer intento, y los llamados fracasos son solo una parte del proceso. Comprenda que se necesita fortaleza, fuerza de voluntad y compromiso para intentar incluso la sobriedad y otorgarle a su familiar algún mérito por haberlo intentado: esa es la mejor manera de darle a alguien el coraje de darle otra oportunidad.
