¿Por qué las drogas que interactúan con más neurotransmisores tienden a tener efectos secundarios más devastadores?

Los neurotransmisores, naturalmente, tienden a trabajar en lugares específicos del cerebro, pero con diferentes efectos; el mismo neurotransmisor puede tener un efecto excitador en una región y un efecto inhibidor en otra, a veces también siguiendo un ritmo circadiano. Cuando los neurotransmisores se manipulan a través de medicamentos, se producirán cambios en todo el cerebro, y no solo en las regiones objetivo, lo que provocará interrupciones en procesos múltiples, como el sueño, el apetito, la función inmune, la presión arterial, etc.

Por ejemplo: los SSRI mejoran el estado de ánimo, pero interrumpen el sueño, ya que la serotonina es una estela que promueve el neurotransmisor y el medicamento no se “apaga” una vez que se acuesta, dejando al paciente con niveles elevados de serotonina que inhibe el sueño.

La interacción entre los diferentes neurotransmisores es muy compleja, y si un neurotransmisor es manipulado artificialmente puede causar una cascada de efectos en sistemas no relacionados con el objetivo original.