Hay pros y contras.
Por un lado, es bueno saber qué está pasando, ayuda al terapeuta a tratarlo y lo ayuda a comprender lo que está sucediendo. Es posible que tenga un diagnóstico diferente si un terapeuta lo observa. Cuando algunas personas están en su adolescencia, tienen algunos rasgos de narcisismo, ya que va con las etapas de desarrollo.
Por otro lado, algunas personas se molestan cuando les diagnostican un trastorno de la personalidad.