Una cultura en África (no especificaré) consideraba a los gemelos como malvados y fuente de malos augurios. Por lo tanto, fueron asesinados, sacrificados o abandonados en el bosque para ser comidos por la bestia salvaje.
Algunas veces, la madre de estos bebés es expulsada de entre su gente (ya que es considerada la portadora del “mal”).
Finalmente, la luz eliminó esos actos cuando los misioneros llegaron a uno de los rincones más oscuros y extremos del mundo.