Perder peso no elimina el riesgo de ninguna enfermedad, sin embargo, reducirá en gran medida las posibilidades de tener esas enfermedades o problemas de salud.
Por ejemplo, sería una locura decir que, debido a que perdiste peso, no tendrás un ataque al corazón, pero ser obeso aumenta en gran medida las probabilidades de que tengas un ataque al corazón. Del mismo modo, aquellos que son obesos en general tienen una presión arterial más alta, un nivel más alto de azúcar en la sangre y un número de colesterol malo más alto. Perder peso casi siempre mejora esos números. Pero hay personas no obesas con esos mismos problemas.
En pocas palabras, la pérdida de peso se ha demostrado repetidamente para mejorar su salud, reducir sus posibilidades de contraer muchas enfermedades y problemas de salud y aumentar la longevidad. La clave, después de perder peso es continuar comiendo de manera inteligente, estar activo, descansar adecuadamente y vivir libre de estrés.
