Hay tres atributos que lo hacen desagradable. La primera es que el virus tiene la mala costumbre de escribirse en los genomas de las células que de otra manera están sanas y pueden funcionar como células normales en un cuerpo huésped por años hasta algún momento futuro cuando el “programa informático” del virus se reactive en ese celda.
En segundo lugar, el virus cambia su propio programa muy rápidamente para evitar ser destruido por el sistema inmune del cuerpo. Tan pronto como el cuerpo desarrolla un anticuerpo eficaz contra la superficie del virus, el virus cambia sus decoraciones para evitar su detección.
El último es el hecho de que el objetivo del virus son las mismas células cuyo trabajo es vigilar el cuerpo de estos virus. Juntos, es una receta para una cura difícil.