La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por bacterias (Mycobacterium tuberculosis), que se caracteriza por el crecimiento de los tubérculos (una pequeña proyección redondeada especialmente formada en el hueso o en la superficie de un animal) en el pulmón. Por lo general, afecta los pulmones, pero también afecta otras partes del cuerpo como el cerebro, el riñón y la columna vertebral. Hay dos tipos de tuberculosis: tuberculosis latente y tuberculosis activa. La condición en la cual las bacterias permanecen inactivas y no causan síntomas se llama tuberculosis latente. La condición en la cual las bacterias están en estado activo y muestran síntomas se llama tuberculosis activa. La tos crónica con sangre que contiene esputo, fiebre y sudor nocturno son algunos de los síntomas de la tuberculosis activa.
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La tuberculosis es una enfermedad contagiosa que se propaga por el aire. El diagnóstico de tuberculosis activa se realiza a través de radiografías de tórax y examen microscópico de fluidos corporales de cultivo. El diagnóstico de tuberculosis latente se realiza a través de una prueba cutánea de tuberculina o un análisis de sangre. Las personas con contacto prolongado y cercano con personas infectadas con tuberculosis, que ya padecen una infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y tienen un sistema inmune débil, tienen un riesgo particularmente alto de desarrollar tuberculosis.