Los cambios son los mismos que en el envejecimiento “normal”. Se sabe mucho acerca de los fenómenos correlacionados (y la correlación no implica causalidad) con la arteriosclerosis (ciertos tipos de patrones de colesterol, hipertensión, tabaquismo, ciertas enfermedades inflamatorias crónicas y otros) pero se desconoce la causa. Los artículos técnicos recientes apuntan a la mala conducta de la respuesta inflamatoria (es decir, la disfunción “autoinmune”) como un proceso primario.
Progeria también plantea la cuestión de la existencia de un “reloj de tiempo” que determina cuándo (a qué edad) tales cambios comienzan a manifestarse. Esto me sugeriría (y no pretendo saberlo) que los genes contienen tal “reloj” y que este “reloj” se activa prematuramente en esta enfermedad. Ciertamente, descubrir qué desencadena estos cambios seguramente mejorará nuestra comprensión de la arteriosclerosis.
