Por lo general, las personas reciben soporte vital de la vida porque no pueden mantener funciones orgánicas vitales como respirar sin asistencia mecánica. Si alguien que no puede respirar por sí solo es retirado de un respirador artificial, morirán ya que su cuerpo no puede llevar el oxígeno a las células del cuerpo. En ocasiones, los médicos intentan sacar a alguien de un respirador si quieren ver si pueden seguir respirando y pueden reactivarlo cuando sea necesario.
Pero otras veces se sabe que la persona está muriendo independientemente de si permanecen en el ventilador o no. Este es un concepto médico llamado inutilidad, que se usa para describir las circunstancias en las que, sin importar lo que hagan los médicos, el paciente se está muriendo y no puede ser ayudado. En estos casos, los médicos y la familia encontrarán la mejor manera de permitir que la persona pase pacíficamente y sin dolor como sea posible. Por lo general, esto implica que la familia diga adiós y se quite el soporte vital y administre analgésicos para asegurarse de que la persona no sufra cuando mueren.