No solo los gritos parecen haberse convertido en una respuesta al dolor, sino que en años más recientes, también lo han jurado.
Un estudio, publicado recientemente en el ‘Informe Neuro’, tuvo como objetivo medir la duración en que dos grupos de estudiantes dejarían sus manos sumergidas en una cubeta de agua helada. Durante el experimento, al primer grupo se le permitió repetir una palabrota una y otra vez. Mientras tanto, el segundo grupo pasó por la misma prueba pero solo pudo repetir una palabra neutral. Los resultados revelaron que el primer grupo, “los jinetes”, informaron mucho menos dolor y, en promedio, mantuvieron sus manos en el agua helada durante 40 segundos más que el grupo neutral.
Muchos psicólogos en realidad recomiendan activamente maldecir como resultado del dolor ahora, ya que se ha aceptado científicamente que adormece las sensaciones dolorosas.
Fuente: ¿Por qué gritamos de dolor?