Como señaló George González, hay muchas causas de sordera y cada una requerirá una forma diferente de tratamiento.
Un tema aparte es la conveniencia de una cura. Muchas personas, probablemente la mayoría de las personas sordas, no consideran la sordera como una discapacidad. En cambio, se ven a sí mismos como una cultura separada y única (lo cual es ciertamente cierto), no como víctimas de una enfermedad. Una “cura para la sordera” les parecerá tanto como una “cura para la negritud” a los afroamericanos: condescendiente en el mejor de los casos, genocida en el peor.
“Defending Deaf Culture: The Case of Cochlear Implants” Página en monash.edu.au
Además, la audición no es solo la transmisión mecánica del sonido en impulsos eléctricos. Nuestros cerebros aprenden a escuchar a medida que crecemos: el procesamiento del sonido en un lenguaje significativo no se produce automáticamente, y es una habilidad mucho más difícil de adquirir para los cerebros maduros. Del mismo modo, los cerebros de las personas oyentes han aprendido a filtrar el ruido de forma automática. Muchas personas sordas que recibieron implantes cocleares encuentran que la repentina embestida de los sonidos es profundamente desorientadora y angustiante.
Sin duda es bueno que se investigue la investigación sobre tratamientos para la sordera, pero este es un tema mucho más profundo y difícil de lo que la mayoría de las personas oyentes se dan cuenta.
Divulgación: mi hermana está congénitamente sorda y no está para nada disconforme con ella.