Los diabéticos tipo 1 no pueden vivir sin insulina, al menos, no por mucho tiempo, a menos que estén hablando de los días previos a que se descubriera la insulina, se refinara y estuviera disponible en cantidades necesarias. Las dietas de inanición prolongaban la vida de los diabéticos en aquellos días, pero la muerte era inevitable.
Si bien no hay formas de eliminar por completo la dosificación de insulina, existen formas de reducir la cantidad de insulina que requiere un diabético tipo 1.
Una es mediante la adopción de una dieta muy baja en carbohidratos. El otro es el ejercicio, que funciona de manera similar a la insulina, ya que permite a las células absorber la nutrición.
La ingesta de insulina minimizada es un objetivo muy deseable para los diabéticos tipo 1. Cuanta menos insulina tenga que tomar, menor será el nivel de azúcar en su sangre, y menor será su probabilidad de sobredosis (hipoglucemia) o dosis insuficiente (hiperglucemia), que en el mejor de los casos son nocivas y potencialmente mortales en el peor.