Las profesiones quirúrgicas se aprenden mediante el aprendizaje, lo llamamos residencia. Por supuesto, hay un gran cuerpo de conocimiento que debemos absorber, pero ver a tus mayores en acción es probablemente más importante que el conocimiento, que puede ser fácilmente accesible desde cualquier dispositivo.
El tiempo que pasamos en la sala de operaciones, asistiendo y trabajando bajo supervisión, es fundamental para el desarrollo de nuestros hábitos futuros. Aquellos que no puedan adoptar estos hábitos no sobrevivirán a la residencia.
Una de las habilidades centrales en las que estamos entrenados es la capacidad de concentrarse en la cirugía. Estar totalmente enfocado es fundamental para el éxito del procedimiento.
Mientras se concentra en la cirugía, se vuelve extremadamente consciente de todo lo que está sucediendo en el quirófano: enfermera que trae los instrumentos, anestesista ajustando el respirador, estudiantes que ingresan a la sala, asistente que se prepara para el próximo paso. Se convierte en una segunda naturaleza para ti estar en el más alto nivel de conciencia.
Al final del día, lo que generalmente significa tarde en la noche, estoy bastante agotado. Pero si necesito volver a operar por la noche, la responsabilidad y la emoción me devolverán mi capacidad de concentración. Es solo cuestión de entrenamiento.
Y, por supuesto, cuando pierdo mi enfoque, me vuelvo propenso a cometer errores. Me pasó en el pasado y espero que no vuelva a sucederme. Recordar mis errores es otra cosa que me ayuda a permanecer concentrado.
