Empleadores privados – Sí. Básicamente pueden hacer lo que quieran y no necesitan una buena razón.
Empleadores públicos: tal vez. Se enfrentan a un mayor escrutinio y necesitan una razón legítima para invadir el derecho a la privacidad de un empleado. Ellos reclamarán dos cosas:
1) simplemente no quieren empleados que usen marihuana. Este argumento fracasará si el medicamento es legal porque es discriminatorio.
2) que las pruebas se utilizarán para garantizar que un trabajador no tenga un alto puesto en el trabajo o esté impedido. Por ejemplo, ciertos profesionales, como los operadores de trenes, son sometidos a pruebas de drogas porque la intoxicación o deterioro en el trabajo sería extremadamente peligroso para otros (aumentando la probabilidad de percance). Este es un argumento válido para permitir las pruebas.
Sin embargo, tal razonamiento falla en explicar adecuadamente el tiempo que la marihuana es detectable en el sistema. Esto depende de la cantidad que una persona consume. En algunos casos, los rastros del medicamento son detectables incluso semanas después del último uso. Por lo tanto, aunque el propósito de la prueba está justificado, los métodos actuales son defectuosos.
Por ejemplo, una persona puede fumar después del trabajo, de manera similar a como algunas personas beben alcohol después del trabajo. Sin embargo, si esa persona se sometiera a pruebas de drogas, el resultado sería positivo para la marihuana.
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Para resolver este problema, es posible que se necesiten mejores pruebas o límites. Hasta entonces, los empleados públicos que puedan justificar las pruebas podrán hacerlo.