No es tan simple. No hay una sola persona que sea responsable del funcionamiento de todo un departamento u hospital, eso sería una hazaña imposible. Los hospitales, dependiendo de su tamaño, movilizan de decenas a cientos de pacientes entre los departamentos diariamente. No estoy seguro de todos los hospitales, pero el nuestro tiene un “sistema de seguimiento de camas” que incluye un sistema computarizado que verifica los tiempos de espera y coordinadores cuyo trabajo es viajar entre diferentes unidades para tratar de facilitar el movimiento de los pacientes. El sistema rastrea qué tan rápido podemos mover a nuestros pacientes para facilitar el “flujo”. Desafortunadamente, los pacientes no son objetos inanimados, por lo que el “flujo” se ve obstaculizado por los “problemas de las personas”.
Déjame darte un escenario común. Hay un paciente en la sala de emergencias esperando una cama en el piso quirúrgico. Hay pacientes en el piso quirúrgico que esperan camas en la unidad de rehabilitación. Hay pacientes en la unidad de rehabilitación esperando para ir a un centro de rehabilitación o un hogar de ancianos. Pero si el paciente se niega a ir a la instalación de rehabilitación o al asilo de ancianos donde se abre un espacio, porque no es el particular al que quisieron ir, esto afecta a todos hasta el paciente de la sala de emergencias. Esto es solo un ejemplo. Otras veces ocurren retrasos por falta de comunicación, cambio en la condición del paciente, falta de personal, no suficientes enfermeras para admitir, etc. Lo que trato de decir es que nunca es tan simple y los tiempos de espera suelen deberse a un “efecto dominó” mayor que afecta a muchas personas y departamentos.