Hay dos métodos comúnmente utilizados por los cirujanos para abrir el cráneo. O bien se hace una incisión en la nuca alrededor del hueso en la parte posterior (hueso occipital) o se hace una incisión curva en frente de la oreja que se arquea sobre el ojo. La incisión penetra hasta la delgada membrana que cubre el hueso del cráneo. Durante la incisión de la piel, el cirujano debe sellar muchos vasos sanguíneos pequeños porque el cuero cabelludo tiene un abundante suministro de sangre.
El tejido del cuero cabelludo se pliega hacia atrás para exponer el hueso. Usando un taladro de alta velocidad, el cirujano perfora un patrón de orificios a través del cráneo (cráneo) y utiliza una sierra de alambre fina para conectar los agujeros hasta que se pueda extraer un segmento de hueso (colgajo óseo). Esto le da al cirujano acceso al interior de la habilidad y le permite proceder con la cirugía dentro del cerebro. Una vez que se ha eliminado la lesión cerebral interna o se ha completado otro procedimiento, el hueso se reemplaza y se fija en su posición con un alambre suave. Membranas, músculos y piel se suturan en posición. Si la lesión es un aneurisma, la arteria afectada se sella en la fuga. Si hay un tumor, se reseca (elimina) la mayor parte posible. Para las malformaciones arteriovenosas, la anomalía se recorta y la reparación redirige el flujo sanguíneo a los vasos normales.