No estoy en contra de vacunarme ni a mí ni a nadie más. Cuando estaba creciendo, todos estaban aterrados de contraer la polio. Muchos niños lo hicieron. Algunos lo lograron pero con debilidades de por vida. Luego vino la vacuna y todos pudimos dejar de preocuparnos.
La vacunación contra la viruela fue originalmente una práctica bastante bárbara. Aun así, personas como Cathryn the Great se habían vacunado primero a ellos y a sus hijos para que el resto de la nación viera que habían sido ratas de laboratorio para la nación y para que la nación no sufriera las terribles epidemias.
Si me rehusaba a vacunarme contra el cólera y luego me fui a un lugar que no tenía cólera desde hacía años y transmití esa enfermedad a la gente de allí, lamentaría haber matado a tantas personas mientras yo mismo estaba en el proceso de morir.