¿Dónde están los mejores tratamientos y diagnósticos para el cáncer y los trastornos genéticos?

Es sorprendente lo poco que hemos progresado a pesar de conocer la causa genética precisa de una enfermedad. La primera solución molecular para una enfermedad fue la enfermedad de células falciformes en 1949, cuando Linus Pauling descubrió que el sexto aminoácido de la hemoglobina, normalmente un glutamato, se había mutado a un valina en los enfermos. Todavía no hay una cura satisfactoria. Tampoco existe ninguna otra enfermedad mendeliana de un solo gen, como la fibrosis quística.

Uno pensaría que esto nunca sucederá si el sufrimiento de los pacientes significa algo. Pero en el cuidado de la salud hoy en día, no es así. Si estás en la medicina académica investigando la enfermedad de células falciformes, en el momento en que encuentres una cura, tu carrera habrá terminado. No se otorgan más subvenciones por la enfermedad y debe cerrar su laboratorio. De modo que los académicos se han convertido en expertos en make-work: hurgando, salpicando y cruzando t’s científicamente hablando, mientras no incursionan clínicamente en la enfermedad.

La forma más fácil de hacerlo es estudiar la enfermedad en un sistema modelo, como los ratones transgénicos. Desde la década de 1960, el NIH ha declarado su intención de estudiar sistemas modelo y alejarse de la investigación clínica. Como resultado, hemos tenido 50 años de estancamiento total en la investigación clínicamente significativa.

Digamos que quería dar a los contribuyentes el valor de su dinero, y no solo crear una carrera de por vida para usted a sus expensas. Supongamos que realmente quiere resolver trastornos de un solo gen como drepanocitosis y FQ, suponiendo que la proteína faltante o mutante no se pueda eliminar, lo cual es siempre el caso. Simplemente ampliarías tu lista de proteínas objetivo. Encontrarías genes modificadores. Si alinea a los pacientes con una enfermedad grave de aparición temprana, y los compara con pacientes con enfermedad leve de inicio tardío, cuanto más leve sea, mejor. Las diferencias, genéticamente hablando, lo señalarían hacia las proteínas que mitigan la enfermedad. Buscarías una proteína que empeorara las cosas y la apuntases a ella, ya que los inhibidores tienden a ser más específicos que los activadores. Cuanto más específico es el medicamento, menor es la toxicidad. En el diseño de fármacos, la toxicidad es tan importante como la eficacia, ya que su obligación es “primero no hacer daño” (primum non nocere).