Como la otra respuesta indica, para que un microbio causante de enfermedad incluya efectivamente a un insecto como vector en su ciclo de vida, ese insecto necesita poder transmitir la enfermedad de manera confiable a los humanos.
Las hormigas no hacen que sea una práctica habitual morder a los humanos; si hubiera una enfermedad microbiana que se transmite a través de la mordida de la hormiga, no sería una enfermedad de origen natural y nunca volvería al vector de la hormiga para completar el ciclo de vida.
Dicho esto, hay enfermedades que infectan a los seres humanos a partir de vectores animales “por accidente”: las infecciones humanas causan enfermedades, pero los humanos son un callejón sin salida en el ciclo de vida del patógeno. Este es el caso de muchas enfermedades parasitarias que infectan a otros mamíferos, pero para las cuales los humanos son un huésped secundario.
Las hormigas, sin embargo, aún no han demostrado la transmisión de dicha enfermedad, nuevamente debido a su falta de un ciclo de vida que involucra el parasitismo de los humanos u otros mamíferos.