Con demasiada frecuencia, las personas con VIH se convierten en objetivos de juicio, cuando lo que necesitan es apoyo y compasión. Además de crear problemas de salud, un diagnóstico de VIH puede afectar sus relaciones con familiares y amigos, su vida hogareña y su trabajo.
Algunas personas aún creen erróneamente que pueden contraer el VIH a través del contacto casual, como compartir un vaso o tocar el asiento del inodoro. Las personas pueden conectar el VIH y el SIDA con comportamientos que consideran vergonzosos, como los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres o que se inyectan drogas. Pueden creer que la enfermedad es el resultado de una debilidad moral o podría haberse evitado, por lo que la persona merece ser castigada, y eso no es justo ni útil.
Existen muchas leyes federales, estatales y locales para proteger sus derechos al trabajo, la educación y la privacidad. También aseguran el acceso a la información, el tratamiento y el apoyo.
El VIH se considera una discapacidad
La Ley Federal de Estadounidenses con Discapacidades (ADA, por sus siglas en inglés) hace que sea ilegal discriminar por discapacidad. Y el VIH cumple con la definición de discapacidad según las leyes federales y estatales. Eso significa que está protegido contra la discriminación relacionada con el empleo, la vivienda, los servicios gubernamentales y el acceso a las áreas públicas.
Es discriminación si te tratan de forma diferente a otras personas simplemente porque estás infectado con el VIH. Por ejemplo, ser VIH-positivo no debería ser la razón:
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- Un empleador lo transfiere a un puesto de trabajo menor.
- No es aceptado en un centro de tratamiento de drogas.
Sus derechos en el lugar de trabajo
La ADA ofrece protección federal en el trabajo para las personas que son VIH-positivas. Cubre a los empleados o personas que solicitan un trabajo en una empresa con 15 o más empleados.
Un empleador no puede exigir una prueba médica antes de una oferta de trabajo, a menos que todas las personas que ofrecen trabajo deben realizar la misma prueba.
No se le puede preguntar si es VIH positivo hasta que le hayan ofrecido un trabajo. Y el empleador no puede retirar la oferta a menos que su enfermedad le impida hacer el trabajo.
Si está calificado, un empleador no puede negarse a contratarlo en función de su estado de VIH, a menos que represente una amenaza directa para otros trabajadores o el público. Pero esta amenaza es muy rara.