Tiene sentido que el cuerpo predice algunos de los alimentos con almidón en la boca por la amilasa de las glándulas salivales antes de que llegue al estómago. Esto le permite a su cuerpo saber que se espera que llegue glucosa a la sangre, lo que requiere que la insulina se elimine de la sangre. Cuando el resto del alimento almidonado predigerido llega al duodeno, la amilasa del páncreas descompone todos los alimentos con almidón en glucosa y esto se absorbe. En ese punto, el páncreas ha secretado suficiente insulina para minimizar la reacción glucémica en la sangre, ya que se almacena en el hígado y los músculos. El resto se procesa en el hígado.
La pre-digestión de los alimentos con almidón en la boca y el estómago permite que la glucosa se procese más suavemente que si este mecanismo no existiera.