Las alergias oculares se desarrollan cuando el sistema inmunitario del cuerpo se sensibiliza y reacciona de forma exagerada ante algo en el entorno que normalmente no causa ningún problema en la mayoría de las personas. Puede ocurrir una reacción alérgica cuando ese “algo” (llamado alergeno) entra en contacto con anticuerpos adheridos a las células cebadas de los ojos; las células responden liberando histamina y otras sustancias o sustancias químicas que hacen que los vasos sanguíneos diminutos se filtren y los ojos se pongan picantes, rojos y acuosos.
Las alergias oculares comparten síntomas con algunas enfermedades del ojo, lo que hace imperativo un diagnóstico preciso. Los síntomas de la alergia a los ojos pueden variar desde un enrojecimiento levemente molesto a una inflamación lo suficientemente grave como para afectar la visión. Si los síntomas persisten o los remedios de venta libre no brindan alivio, consulte a un alergólogo que revisará su historial médico y sus síntomas, y realizará pruebas que pueden revelar una alergia a los ojos.
Esos exámenes pueden incluir un examen con un microscopio, que mostrará los vasos sanguíneos hinchados en la superficie del ojo. Además, su médico puede evaluar cierto tipo de glóbulo blanco que aparece en áreas del ojo afectadas por alergias. Esto implica raspar suavemente la conjuntiva (el revestimiento interno del párpado) y ver si se encuentran esas células.
