Depende del tipo de “toxina”. El alcohol es una toxina y una droga recreativa, y está claro que embeberse produce tolerancia a ella. Y una dependencia. Al mismo tiempo, si intenta retirarse puede volverse hipersensible a él. Algunos alcohólicos en recuperación aún sufren de “borrachos secos”.
El irritante en la hiedra venenosa y el roble venenoso puede considerarse una toxina, aunque generalmente solo produce una dermatitis cuando se expone a ella. Cuando contamina el sistema linfático, puede ser letal. Algunas personas desarrollan una inmunidad; otras personas se vuelven hipersensibles.
Otros tipos de toxinas se acumulan en depósitos de grasa hasta que se vuelven letales o se liberan cuando una persona pierde peso.