Piensa en tus músculos como una persiana veneciana. Cuando tensas tus músculos, es como si las persianas se apretaran una contra la otra, haciéndose más densas y compactas. Al introducir una aguja en esa masa compacta, se perforan más persianas que si se tomara la misma aguja y se introdujera en una masa relajada.
La conclusión es que duele peor si inyectas algo en un músculo tenso que si lo inyectas en uno relajado.