¿Cómo se enferma el síndrome de Munchausen?

Generalmente se relaciona con lo que se llama efecto de expectativa, que tiene consecuencias reales y poderosas en algunos casos. Estos también están relacionados con las llamadas respuestas placebo y nocebo.

En el síndrome de Münchausen, sin embargo, existe cierto desacuerdo sobre si los sujetos son conscientes de su comportamiento. Es seguro decir que el incentivo en muchos casos, sino en todos, es para lo que Eric Berne denominó “golpes”: unidades discretas de reconocimiento, atención o receptividad de los demás. Básicamente se reduce a controlar; a través de tal comportamiento, uno puede subestimarse a sí mismo (sus capacidades, su inmunidad, su autosuficiencia) a cambio de episodios breves o prolongados de atención de los demás. Cuanto más drásticas sean las condiciones, mayor será la rentabilidad potencial.

Mi opinión es que esta es una tendencia natural que reside en todos nosotros en diferentes momentos, aunque no siempre puede encontrar una expresión tan aguda. La pregunta entonces es una de grado. Para ser diagnosticado con síndrome de Münchausen tiene que haber algún indicio de posible daño a uno mismo o a otros (si, por ejemplo, uno está aterrizando repetidamente en el hospital por dolencias espúreas y el tratamiento de dichas dolencias podría llevar a complicaciones de salud palpables).

Dicho esto, el profesional también debe protegerse contra otro tipo de efecto de expectativa, conocido como efecto de expectativa del observador (coloquialmente, efecto golem) cuando se diagnostica el síndrome de Münchausen, para que el sujeto no presente síntomas positivos en el tono subconsciente del especialista.