El arrepentimiento no es una elección. El arrepentimiento es la frustración que todos sentimos, imaginamos haber tomado una acción que hubiera llevado a un resultado más deseable.
Es importante destacar que hay diferentes tipos de “arrepentimiento”. Es más fuerte para los errores de comisión, los casos en que las personas sufren a causa de una acción que tomaron, que por el error de omisiones, cuando las personas sufren a causa de una acción que no tomaron. Esto se debe a que para que haya arrepentimiento, uno tiene que tener algo de lo que arrepentirse; las consecuencias adversas de la inacción tardan más tiempo en manifestarse que las consecuencias adversas de las acciones.
Entonces, ¿por qué nos arrepentimos? El arrepentimiento puede ser una buena herramienta de enseñanza. Nos impulsa a alejarnos de ese acantilado del que casi nos caímos ayer, lo que aumenta las posibilidades de supervivencia y reproducción. En algunos casos, puede conducir a lo contrario, ya que cuando las personas se deprimen tanto se suicidan. Históricamente, aquellos que aprendieron algo tienden a sobrevivir aquellos que no lo hicieron – la supervivencia del arrepentimiento más “productivo”, por así decirlo. Y a medida que los genes supuestamente responsables de invocar arrepentimientos pasan a la siguiente generación, el rasgo se conserva.