Si crees en Dios, entonces es porque creó la vida con dolor en ella.
Si no crees en Dios, entonces es un rasgo evolutivo que se formó para mantenernos vivos, es decir, el dolor nos obliga a evitar situaciones peligrosas.
De cualquier manera, el dolor no es tan malo como crees que es. Su propósito es decirnos si algo está mal. Entonces, si alguna vez siente dolor, no lo ignore, escuche a su cuerpo y haga algo al respecto. Parece obvio, pero todos están atrapados en sus cabezas, pensando en algo y no viviendo en el momento presente.
El lado malo del dolor, sin embargo, es cuando nuestras lesiones no se pueden reparar. Cuando tenemos cáncer, cuando nuestros músculos y órganos están dañados, cuando envejecemos. Somos seres frágiles y mortales. Hay tanto dolor en el mundo debido a la entropía. Incluso la estructura más robusta comienza a fallar eventualmente.
Supongo que sabiendo esto, ¿qué hacemos al respecto?
Por lo menos, a nadie le gusta el dolor, por lo que todos podemos estar de acuerdo en no herirnos unos a otros. Incluso el delincuente más desilusionado aún en el fondo quiere evitar un dolor innecesario. Esta es la base misma de la moralidad: la regla de oro: “trata a los demás como quieres que te traten”. Si podemos sentir empatía con los demás, tal vez podamos mejorar nuestra calidad de vida.
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Cuídese y cuide a los demás.
