La enfermedad de Crohn me convirtió, en el transcurso de aproximadamente dos años, de un perma-adolescente holgazán, tímido en el trabajo, titulado, autocompasivo, en un ser humano centrado, disciplinado y competente. También convirtió mi plan de carrera de un enfoque débilmente pensado, de menos resistencia a la “clase media sin intentarlo” en un enfoque considerado para construir un conjunto de habilidades que, dentro de mi nicho de industria, significa que puedo obtener bastante cualquier cosa que se haga, bajo cualquier circunstancia, con los recursos que tenga a mano. Y se les paga en consecuencia.
No me malinterpreten: preferiría no tener Crohn y nunca he odiado a nadie lo suficiente como para desearlo. Dicho esto, tenerlo probablemente haya puesto al menos un cero en mi ingreso anual.