Adderall ayuda a llevar el cerebro con TDAH al status quo. Pero para alguien que no tiene TDAH, Adderall aumenta los niveles de dopamina y norepinefrina en el cerebro a niveles más altos de lo normal.
Esto puede provocar euforia, confianza, sociabilidad, estado de alerta, estimulación y motivación.
Sin embargo, también puede provocar agresión, ansiedad, cambios de humor, pérdida de apetito, aumento del ritmo cardíaco e insomnio.
En general, diría que la mayor diferencia entre los efectos que alguien con TDAH y alguien sin TDAH experimentaría es la “prisa” que Adderall le brinda. He tomado bastante antes (100 mg), pero nunca sentí la fiebre cálida y emocionante de las anfetaminas que mucha gente describe.