Las enzimas como la lipasa, la amilasa y la triptasa las descomponen en componentes más pequeños (azúcares simples, aminoácidos, ácidos grasos) que pueden absorberse a través de la pared intestinal y hacia nuestro flujo sanguíneo portal.
Algunos como la celulosa no se pueden descomponer, por lo que se excretan en las heces. Los rumiantes como las vacas tienen estómagos complejos en los que viven bacterias que pueden descomponer la celulosa (de la hierba, el heno).