¿Cómo ha afectado el dolor crónico a su vida diaria?

Aprendí a escuchar mi cuerpo y tomar descansos cuando sea necesario. Todavía voy, voy, voy, pero alcanzo un punto en el que debo descansar. Nunca solía necesitar eso, descansar.

Las noches suelen ser para descansar y relajarse en lugar de pasar tiempo con mi familia.

Mi esposo y yo solíamos caminar mucho, a veces más de 6 millas por día. No puedo hacer eso por más tiempo.