Revisan todo lo que está visible, tenga o no algo que ver con la queja que presenta el paciente.
Esto a menudo puede funcionar en beneficio del paciente. Por ejemplo, tuve una tomografía computarizada del tórax una vez, como seguimiento de una condición médica en particular. Mis pulmones se veían bien, según el radiólogo, pero había un área de aspecto sospechoso en la parte superior de un riñón.
En respuesta a estos hallazgos, me remitieron a un urólogo y me recetó otra TC, esta vez con contraste, centrándose en los riñones. Sobre la base de este informe, parecía muy sospechoso para el carcinoma de células renales.
Como me lo explicaron más tarde los especialistas en urología que me enviaron a ver, el carcinoma de células renales suele ser asintomático hasta que se ha convertido en un problema grave. Sin embargo, desde el advenimiento de las tomografías computarizadas, aproximadamente el 20% de ellas ahora se captan temprano e incidentalmente, durante las exploraciones por problemas no relacionados, tal como lo hizo la mía.
El tumor crecía lentamente y se limitaba a un área pequeña, y no tuve más recurrencia ya que se extirpó por laparoscopia.