En primer lugar, noquear un gen (no se eliminan las proteínas porque son los genes que las codifican) es más costoso porque es más difícil de hacer que la inhibición. No solo debe ingresar las celdas de interés, sino que debe apuntar su ADN y realizar manipulaciones complicadas para detener solo el gen que desea detener. La terapia génica todavía está en las etapas iniciales de uso generalizado.
Segundo, casi todas las proteínas tienen funciones legítimas y pueden ser necesarias para etapas críticas de desarrollo y metabólicas. Por lo tanto, noquear una proteína solo por una enfermedad puede tener muchas consecuencias no deseadas.
Aquí es donde interviene la inhibición. Cuando las personas tienen alergias, toman medicamentos antialérgicos y pueden suspenderse cuando no están sufriendo esos síntomas. Los inhibidores generalmente no son permanentes; están diseñados para ser metabolizados o excretados con desechos corporales para que no se acumulen (= posibles efectos secundarios y toxicidad).