Muchas personas encuentran que los brotes de herpes ocurren con menos frecuencia, con menos impacto, ya que su cuerpo aprende a vivir con el virus.
Muchas personas también descubren que aprender a controlar sus hábitos de estrés y estilo de vida afecta la cantidad y la gravedad de los brotes que reciben.
Sin embargo, el virus no se “resuelve” per se y aún es transmisible.