En la muerte no hay contracción del ventrículo izquierdo del corazón a pesar del estímulo electrónico continuo, por lo que no hay gasto cardíaco, debido a que no hay oxígeno que transporta sangre que circula en el cerebro y tampoco respira: la muerte. El marcapasos simplemente emite un estímulo electrónico al músculo cardíaco, que en este caso no responde, no seguido de un latido del corazón.
En las personas que vivían en los viejos tiempos, podíamos detener el marcapasos aplicando un imán sobre él, los impulsos dejarán de llegar y el corazón mostrará su propio ritmo, que en algunos no puede ser de los ventrículos, por lo que es un paro cardíaco. Es por eso que las personas que tienen un marcapasos deben evitar campos magnéticos fuertes. Los marcapasos modernos actuales son mucho menos sensibles a estas interferencias magnéticas externas no tan fuertes.