Solo una pequeña cantidad es benéfica, de lo contrario es una maldición. Cuando se consume alcohol, aproximadamente el veinte por ciento se absorbe rápidamente en el torrente sanguíneo y el resto se absorbe mientras se procesa a través del tracto gastrointestinal. Una vez que el alcohol ingresa al torrente sanguíneo, se puede difundir en casi todos los tejidos biológicos en el cuerpo porque las membranas celulares son altamente permeables al daño.
Cuando una persona consume más alcohol de lo que su cuerpo puede metabolizar de manera eficiente, la cantidad de alcohol en su torrente sanguíneo se eleva. La cantidad de alcohol en el torrente sanguíneo de una persona se conoce como nivel de alcohol en la sangre. Cuanto más alto es el nivel de alcohol en la sangre de una persona, más extremos son los efectos del alcohol en una persona. La velocidad con la que aumenta el nivel de alcohol en la sangre de una persona y los efectos que tiene sobre ella varían en gran medida según la cantidad de peso, la edad, el sexo, la composición corporal, la salud general y la presencia de otras drogas o medicamentos.
Efectos a corto plazo
Cuando las personas comienzan a consumir alcohol, al principio pueden sentir una mayor relajación, confianza en sí mismas, felicidad y sociabilidad, pero esto generalmente progresa en conductas más negativas. El consumo de alcohol conduce a reflejos más lentos, coordinación reducida, alteración del pensamiento, falta de criterio, depresión, problemas de memoria y una menor capacidad para controlar las funciones motoras.
El consumo de alcohol se ha relacionado con el comportamiento violento y un aumento en las relaciones sexuales sin protección entre los adultos jóvenes. El alcohol también aumenta el riesgo de convertirse en víctima de agresión sexual. El alcohol aumenta el riesgo de accidentes automovilísticos, suicidio, lesiones, violencia doméstica y ahogamiento.
Efectos a largo plazo
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Cuando el alcohol se consume continuamente durante un período de tiempo, comienza a afectar el cuerpo de muchas maneras. El consumo de alcohol aumenta el riesgo de muchos cánceres, incluidos el hígado, el seno, el esófago, el páncreas, la boca, la laringe y la faringe. El consumo de alcohol con el tiempo también puede causar dependencia del alcohol, mejor conocido como alcoholismo
La dependencia del alcohol es un trastorno adictivo que se caracteriza por la incapacidad de controlar el uso o la cantidad de alcohol consumido, la necesidad de consumir cantidades cada vez mayores de alcohol para lograr el mismo nivel de intoxicación y el impulso constante y continuo de consumir alcohol. El consumo continuo de alcohol puede afectar casi todas las partes del cuerpo.
