Alrededor del 10% de la población paquistaní sufre algún tipo de trastorno mental. Sin embargo, el problema es que Pakistán no está muy consciente de las diferentes condiciones mentales y de lo comunes que son. El problema es cómo solo un puñado de personas entiende que las personas comunes que no son sociables, que no pueden concentrarse, que están deprimidas o que son maníacas, que no son unos idiotas tristes con problemas de ego, en realidad están sufriendo problemas mentales.
Un típico paquistaní supondría que una persona con un trastorno mental sería violenta, se vería como un extraterrestre y hablaría un idioma que las personas no entenderían. El típico pakistaní es muy crítico. Él habla como si eligieran ser así. Pero él no sabe que el hombre en quien menos piensa, que es el tipo con un trastorno mental, es más fuerte que él y es más inteligente que él.