Los antidepresivos son su negocio; nadie necesita saber a menos que se sienta cómodo discutiendo el asunto con ellos, pero se meterán con sus resultados. Asegúrese de que su médico le autorice a hacer ejercicio y simplemente dígale a su entrenador que tome medicamentos con posibles efectos secundarios que obstaculicen el progreso para que los dos puedan manejar sus metas y expectativas. Los cambios significativos en la composición corporal y el mantenimiento de un programa de entrenamiento regular pueden estar fuera de cuestión dependiendo de cómo reaccione su cuerpo a los medicamentos.
Aún se beneficiará de la capacitación bajo supervisión profesional. El ejercicio puede servir como una herramienta para hacerte sentir aún mejor cuando tienes la energía para ello y para prevenir el dolor crónico a largo plazo, al menos hasta que resuelvas la situación subyacente. Su entrenador debe ser capaz de diseñar una rutina adaptada, sin más preguntas.
¡Mantenerte fuerte!