El primer paso es consultar con un buen psiquiatra o psicofarmacólogo para asegurarse de recibir un tratamiento farmacológico racional; los médicos de familia no son especialistas en el campo.
- Recuerde que los psicotrópicos (medicamentos que alteran el estado de ánimo) tardan en tener efecto y solo debe suspenderse gradualmente a menos que haya algún efecto secundario grave; puede tomar semanas o meses de “titulación”, prueba y error de diferentes dosis y elección de tipos de medicamentos. Sé paciente contigo mismo y con el tratamiento.
- No confíe en su evaluación subjetiva del grado de depresión. Deje que su psiquiatra use pruebas psicográficas objetivas; si él / ella ni siquiera los considera después de mencionar el tema, puede ser hora de cambiar a otro clínico.
- Las drogas no curarán ningún precipitante emocional subyacente de la depresión. Por lo general, los psiquiatras proporcionan productos farmacéuticos y mediciones, pero la terapia cognitivo-emocional (conversación) generalmente la realizan psicólogos clínicos; pídale a su MD que lo remita a uno, o busque uno en sitios como Psychology Today’s para asegurarse de que el terapeuta elegido se centre en sus problemas.
Si, a pesar de un buen régimen farmacéutico y la terapia apropiada de psicólogo clínico, está severamente deprimido hasta el punto de no funcionar, puede ser hora de terapias más invasivas, a veces “experimentales” como la estimulación cerebral profunda o la estimulación del nervio vago. Sin embargo, para llegar a ese punto, debe agotar las opciones que funcionan para la mayoría de las personas.