Las pruebas y el diagnóstico son realizados por un neurólogo. El área afectada estará equipada con electrodos y se aplicarán pequeñas sacudidas de electricidad, y se medirán las velocidades de conducción nerviosa. Algunos nervios pueden ser tan poco funcionales que el impulso no se mueve y el músculo no cede.
Las pruebas adicionales se realizan con golpes agudos. Nada de esto se siente bien, pero es interesante, y el diagnóstico puede conducir a una terapia útil, como infusiones de inmunoglobulina.
Las infusiones de inmunoglobulina, también conocidas como IVIG, se administran varias horas al día, dos días al mes. Se pueden producir dolores de cabeza si se administran demasiado rápido, y siempre experimento unas pocas horas de fatiga y me echo una siesta los días posteriores al regreso del tratamiento.
La inmunoglobulina es un producto desarrollado a partir del plasma sanguíneo de los donantes. Cada tratamiento se deriva de la sangre de miles de donantes.
Básicamente es una solución de anticuerpos, anticuerpos contra los desafíos inmunológicos que ocurrieron a miles de personas, por lo que ofrece una buena protección aleatorizada de los patógenos que puedan estar al acecho en su cuerpo o entorno.
Se cree que estos anticuerpos tienen algún tipo de efecto moderador en el ataque del sistema inmune contra el tejido del sistema nervioso.
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Varios meses de IVIG para mi CIDP me permitieron reducir a la mitad la cantidad de analgésicos que uso. Continúo mejorando.
