Bueno, las proteínas tienen muchos atributos deseables, si estás buscando candidatos para lo que sería un buen citoesqueleto. Pueden polimerizar y despolimerizar, proporcionándoles moléculas de diferentes longitudes según sea necesario. Pueden tener actividades enzimáticas y pueden asociarse con otras proteínas. Sus niveles pueden ser regulados a nivel transcripcional o post-transcripcional. Están codificados directamente por genes, por lo que existe el potencial de que surjan mutaciones beneficiosas y aumenten la aptitud de la célula (en oposición a, por ejemplo, polisacáridos). Son moléculas relativamente estables, pero podrían ser potencialmente objeto de degradación dependiendo de las circunstancias. Y, no soy un biofísico, pero presumiblemente, cumplen con las características biofísicas que necesitaría para construir un citoesqueleto. Me cuesta imaginar cómo cualquiera de las otras macromoléculas biológicas más importantes (como los ácidos nucleicos, los polisacáridos o los lípidos) podría cumplir el papel de hacer un citoesqueleto así como las proteínas.
Vale la pena señalar, creo, que todos los dominios principales de la vida parecen usar los mismos temas en términos de elementos del citoesqueleto (hasta donde sabemos en la actualidad, de todos modos). La proteína bacteriana FtsZ, que está involucrada en la división celular, es estructuralmente muy similar a la tubulina; la proteína bacteriana MreB es estructuralmente muy similar a la actina; Se sabe menos sobre los elementos del citoesqueleto en las arqueas, pero hasta donde yo sé, también se ha identificado un homólogo de actina en este dominio. Entonces, aunque todas estas proteínas han evolucionado para realizar diferentes funciones del citoesqueleto, en el contexto del trabajo con diferentes proteínas que interactúan, debe haber algo bastante exitoso, en términos evolutivos, sobre estos pliegues de proteínas.
