¿Qué señales fisiológicas no pueden describirse como una secuencia de latidos o pulsos?

Nuestro sistema endocrino, que es de naturaleza intrínsecamente análoga y se basa en gradientes continuos de un surtido complejo de hormonas que tienen su efecto no solo al exceder los umbrales sino que exhiben los efectos de amplitud “de grado”, así como un número asombroso de varios efectos que son provocado por una sinergia de varias sustancias diferentes en las cuales sus fuerzas relativas determinan el resultado final.

De manera similar, nuestro sistema inmunitario y otras señales intracelulares se expresan no como señales discretas sino como respuestas de múltiples células en orquesta o como un lavado de sustancias químicas que inician, dirigen y provocan cambios en el conjunto.

Sospecho que la mayor parte de la señalización fisiológica en animales complejos consiste en este tipo de interacciones sutiles que ayudan a que las colecciones de células que componen los tejidos respondan a los estímulos como órganos funcionales discretos. Los “latidos y pulsos” de nuestro sistema nervioso son la capa superior obvia de una sinfonía de señales que solo estamos empezando a comprender realmente. Las pruebas de laboratorio que un médico obtiene a menudo son una ventana a este profundo y complejo funcionamiento de nuestra fisiología autonómica.