En el campo de la farmacología, la “creatividad” no se refiere simplemente a la identificación de nuevos objetivos moleculares o al diseño de nuevas moléculas de fármacos. A menudo también significa revisar medicamentos viejos o objetivos moleculares con una perspectiva renovada. Como se mencionó anteriormente, traer una sola molécula nueva al mercado le cuesta a las compañías farmacéuticas miles de millones de dólares. Pero, ¿qué ocurre si uno de los medicamentos ya aprobados se puede utilizar con más de un objetivo o para tratar más de un trastorno? Este es actualmente el enfoque principal de los Institutos Nacionales de Salud (NIH). Su objetivo es fortalecer la investigación traslacional sin una gran carga financiera. Alienta a los científicos a revisar los medicamentos que ya han sido aprobados por la FDA o aquellos que casi llegaron al mercado para determinar si pueden afectar los mecanismos moleculares paralelos que pueden ser útiles en el tratamiento de otras enfermedades. Por ejemplo, la talidomida, que inicialmente se diseñó para prevenir las náuseas / náuseas matutinas en mujeres embarazadas, se revocó después de que se descubriera que causaba defectos de nacimiento en los recién nacidos. Sin embargo, ahora se usa en el tratamiento de la lepra y el mieloma múltiple. ¡Enseñar trucos nuevos sobre drogas viejas es lo más creativo posible!
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