Sí, los prebióticos se benefician de cepas selectas de bacterias en el intestino. Por ejemplo, el oligosacárido es una sustancia que compone el 30% de la leche materna pero no se puede digerir en el estómago de un bebé. En cambio, este polímero de sacárido (molécula de azúcar complejo) es digerido por una bacteria intestinal poco conocida llamada bifidobacterium infantis. Como esta bacteria crece tremendamente en el intestino del bebé, previene que otras bacterias que pueden dañar al bebé crezcan cubriendo completamente el intestino. En su ejemplo, C. Diff, que puede ser dañino, no puede alimentarse de oligosacáridos. Esta es la manera ingeniosa en que la leche materna protege al bebé.
Coma una variedad de alimentos reales, especialmente los que tienen mucha fibra y que ayudarán a cultivar la flora de nuestras bacterias intestinales. La investigación aún está en curso, pero los resultados iniciales son muy prometedores, lo que indica la prevención del cáncer y el mantenimiento saludable de nuestros jóvenes.