Los mapas son extremadamente útiles en epidemiología. Cuando se lleva a cabo una investigación sobre la distribución y los orígenes de un brote en particular, los mapas ayudan proporcionando una representación visual de casos pasados y presentes, y por lo tanto patrones potenciales del brote. Con la tecnología SIG moderna, los mapas se pueden actualizar de forma continua, lo que demuestra la evolución y la propagación de una enfermedad en una comunidad determinada.
Quizás el mejor ejemplo de esto proviene del padre de la epidemiología moderna, el Dr. John Snow. En 1854, el distrito de Soho de Londres experimentó un brote de cólera. El Dr. Snow tenía la sospecha de que la causa del brote estaba en el consumo de agua contaminada. Sin embargo, Snow necesitaba defender su teoría con pruebas y así comenzó sus investigaciones.
A través de una combinación de entrevistas con residentes locales, incluidos aquellos que no contrajeron cólera, rápidamente se dio cuenta de que una gran proporción de los casos se concentraban alrededor del área de Broad Street, y más específicamente cerca de la bomba ubicada en esa calle.
Finalmente, el Dr. Snow pudo convencer a las autoridades que el agua contaminada de esta bomba era la principal causa de cólera en ese brote de cólera en particular al quitar el mango de la bomba (y por lo tanto inutilizable para extraer agua) y este mapa:
Mire detenidamente y observe cómo los puntos (que corresponden a las muertes por cólera) se agrupan alrededor de la bomba (marcada como P ) en Broad Street.
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Desde entonces, los mapas han seguido desempeñando un papel fundamental para ayudar a las autoridades sanitarias a investigar y responder eficazmente a las epidemias y las tendencias de salud pública en el espacio y el tiempo.