Vender órganos no es como vender caramelos. La donación no está exenta de riesgos. El donante puede morir durante la cirugía. Pueden sufrir complicaciones que los dejan permanentemente discapacitados. Después de la donación, les queda un solo riñón (en caso de trasplante renal), lo que significa que si algo le sucede a ese, es un viaje a la lista de diálisis y trasplante.
La mayoría de los laicos no comprenden por completo los riesgos de la donación en vivo. La gente está saltando para donar a sus seres queridos porque literalmente morirían por ellos. ¿Cuántos harían para un extraño? ¿Cuántas personas jóvenes y en forma, a menudo con sus propias familias jóvenes (los adultos jóvenes son los principales donantes) tomarían el riesgo innecesariamente?
Esto lleva a uno de los mayores problemas éticos del órgano: ¿los donantes son capaces de dar su consentimiento? ¿Es una persona (pobre) capaz de consentir en donar sus riñones por dinero? Un consentimiento forzado no es válido. Los partidos son difíciles de conseguir y si un hombre rico acude a un hombre que vive en la pobreza y le dice que él es el único que puede salvarlo y que el dinero puede resolver todo su problema, ¿de verdad crees que el pobre no se siente forzado? para decir que sí? ¿Ese declive no lo haría sentir culpable de matar al hombre? ¿Que no tomar el dinero no lo haría sentir culpable de no salvar a su familia de la indigencia? ¿Que su familia no lo despreciaría?
Lo mismo se aplica a los donantes fallecidos. ¿Cómo evitar que los parientes se sientan obligados? ¿Por qué un pariente debería ser compensado por los órganos del paciente muerto? ¿Cómo sabe que los parientes no se desconectan o se dan por vencidos con demasiada ansiedad o mienten que su pariente es donante, incluso cuando le han dicho vehementemente que no quiere donar toda su vida? ¿Y cómo sabes a quién pagarle el dinero? El paciente puede haber roto lazos con su pariente más cercano hace décadas.
Los órganos trasplantados deben administrarse en función de las necesidades, no a los que tienen más dinero. La venta de órganos significaría que ese adicto a las borracheras que no puede dejar de beber está en su décimo hígado, mientras que los jóvenes con enfermedades hereditarias u otro tipo de enfermedad hepática mueren porque no pueden pagar uno.
Hay suficientes órganos muertos. El problema es que la mayoría de ellos no se cosechan. Primero debemos intentar optimizar los recursos que tenemos; inscriba a la gente para donar, plantee el tema cuando vea posibles donantes, cambie al sistema de exclusión voluntaria, eduque a las personas. Permitir que el capitalismo de libre mercado orientado al dinero cause estragos en otra área más de la atención médica sería un desastre.