La terapia de infrarrojo lejano (FIR) implica el uso de rayos infrarrojos lejanos para curar, calmar, estimular y desintoxicar suavemente el cuerpo físico, así como la mente. Cada vez que procesamos alimentos, y particularmente cuando procesamos alimentos o carnes poco saludables, nuestros cuerpos crean ácidos lácticos y ácidos grasos libres, así como exceso de sodio y ácido úrico. En mis pacientes que tienen problemas en la piel, a menudo he descubierto que este tipo de terapia puede ayudar a limpiar el hígado y los riñones, en lugar de sobretrabajar la piel para procesar nuestras toxinas a través de la dermis. Los rayos infrarrojos lejanos son ondas invisibles de energía que tienen la capacidad de penetrar todas las capas del cuerpo físico humano, penetrando en las regiones más internas de los tejidos, músculos y huesos.
Una técnica antigua, la Terapia de infrarrojo lejano utiliza estas ondas, o rayos, de energía para elevar ligeramente la temperatura superficial del cuerpo. Cuando inducimos levemente un aumento de temperatura muy pequeño, podemos mejorar el funcionamiento de nuestro cuerpo en múltiples niveles. Nuestras manos, cuerpos y el sol emiten energía FIR en todo momento. En la antigua China, la curación de la palma se utilizaba para pasar estos rayos infrarrojos de una persona a otra.
En los tiempos modernos, se conoce comúnmente como Reiki. Los Yogis de la India antigua también usaron FIR en la curación de la palma, y particularmente encontraron útil colocar las palmas sobre los ojos en caso de sequedad o tensión ocular.
