El Reino Unido tiene un sistema de salud que es ligeramente mejor que los EE. UU. Aproximadamente a la mitad del costo. Si los EE. UU. Diseñaron un nuevo sistema desde cero enfocado solo en las necesidades del público, probablemente podrían reducirlo a la mitad nuevamente.
Todos los sistemas de salud tienen límites de precios. Hacer que funcione en una sociedad que desconfía tanto del gobierno será un desafío. Si ese problema se puede resolver, el resto debería ser relativamente fácil. En el Reino Unido, el NHS es casi independiente. Si Estados Unidos puede superar esa desconfianza, muchos de sus problemas desaparecerán. Drenar el pantano sería un buen primer paso. Deshacerse de la política del barril de cerdo podría ayudar.
En resumen, los obstáculos para un sistema de salud que funcione son mucho más grandes de lo que parecen, pero las recompensas también son mucho mayores que solo el ahorro del 10% del PIB.