Un artículo llamado The gut-brain connection en un boletín de salud de Harvard tiene información útil.
El cerebro tiene un efecto directo en el estómago. Por ejemplo, la sola idea de comer puede liberar los jugos estomacales antes de que la comida llegue allí. Esta conexión es en ambos sentidos. Un intestino con problemas puede enviar señales al cerebro, del mismo modo que un cerebro con problemas puede enviar señales al intestino. Por lo tanto, la angustia estomacal o intestinal de una persona puede ser la causa o el producto de la ansiedad, el estrés o la depresión. Esto se debe a que el cerebro y el sistema gastrointestinal (GI) están íntimamente conectados, tan íntimamente que deben verse como un solo sistema.
Vea el artículo completo aquí: Harvard Health Publications