“Un poco de trabajo duro nunca le hizo daño a nadie”, según mi madre sabelotodo.
Pero incluso las madres pueden equivocarse en raras ocasiones. El exceso de trabajo (y / o “exceso de juego”), especialmente cuando se combina con una mala higiene del sueño, insomnio, falta de sueño y comida chatarra, tiene un costo colectivo en la salud física, la cordura mental y la estabilidad emocional. Y, en términos generales, cualquier cosa mala para la salud general de uno es también perjudicial para el correcto funcionamiento del sistema inmune.
Un ser humano adulto razonablemente sano puede trabajar 10, 12 e incluso 14 o más horas por día durante décadas, prácticamente sin días libres y sigue funcionando bastante bien, siempre que tenga un descanso nocturno adecuado, nutrición y ejercicio recreativo. Por lo tanto, el umbral para lograr un “trabajo excesivo” es bastante alto y probablemente se alcance raramente en las sociedades más prósperas como la nuestra.
¿Eso ayuda, Korey? 🙂
